El consumo de bebidas espirituosas está reservado a momentos especiales del año, por el arraigo de la cultura del brindis y del trago social. Pero ¿y como regalo? Cada vez es más popular obsequiar a familiares y amigos no con perfumes o productos gourmet sino con escuches y cajas de vino o con pack regalo con champan.
Son muchos los beneficios de regalar este tipo de bebidas. Además de sorprender a su destinatario, las botellas de vino, champán y otros espirituosos cumplen con un requisito básico: la personalización. La mayor parte de las licorerías y vinotecas permiten customizar la etiqueta y otros elementos de este producto, lo que garantiza que la persona que lo recibe se sienta especial.
Regalar champán y otras bebidas es diferencia a cualquier otro producto porque puede disfrutarse colectivamente. Frente al materialismo de las joyas, prendas y dispositivos electrónicos, escoger una botella de albariño o de ron dominicano invita a compartir experiencias, a disfrutar en familia o con amigos de momentos únicos.
Con excepciones, las bebidas espirituosas constituyen un regalo muy saludable. Se consume desde la antigüedad gracias a sus múltiples beneficios para el organismo. El vino, por ejemplo, se ha relacionado con la disminución del colesterol en sangre y un menor riesgo de artritis. Incluso el güisqui, pese a su alta graduación alcohólica, es un aliado de la digestión gracias a su impacto positivo sobre las enzimas digestivas.
Por otra parte, ¿puede una bebida alcohólica ser una inversión de futuro? La respuesta es afirmativa. Ciertas botellas de vino se han revalorizado enormemente con el paso de los años. Cuanto mayor sea la antigüedad de la añada, mayor será el potencial como inversión de la botella en cuestión.
Pese a lo anterior, regalar un jerez, un chianti o un rioja está al alcance de todos los bolsillos. El presupuesto nunca es un problema, pues el mercado ofrece bebidas de calidad en un rango de precios amplio.