La madera de pino, eucalipto, castaño o roble se cotiza bien a nivel nacional y un alto porcentaje de ella proviene de la comunidad gallega. Al margen de sus propiedades físicas y mecánicas, una comparación entre el precio madera Galicia y el de las especies más valiosas en el mercado global revela un abismo, desconocido para el gran público.
El palo de rosa brasileño, el amaranto o el granadillo negro son maderas con escasa presencia en el mercado debido, precisamente, al precio desorbitado al que se cotizan. Probablemente, la madera proveniente del árbol Aquilaria sinensis o agar es la más costosa del mundo. Se distingue del resto en la fragancia que impregna su superficie, resultado de la acción de un hongo que libera una resina oscura y olorosa.
Menos del diez por ciento de estos árboles son «bendecidos» con dicho hongo, de ahí su precio. Por esta razón, solo unos pocos afortunados han visto o tocado esta madera, al contrario que el pino silvestre y otras utilizadas ampliamente en ebanistería y los demás sectores.
Otra de las maderas más cotizadas procede del árbol Peltogeyne y recibe el nombre de amaranto. Su principal rasgo es la evolución de su color, que pasa de un marrón apagado a un violeta intenso. Esta característica aporta un toque singular a los muebles, adornos y otras elaboraciones hechas con esta madera.
Por su parte, el marfil rosa o pink ivory se obtiene del Phyllogeiton zeyheri, un árbol del África meridional. Destaca por su extrema dureza y rigidez, compatible con tallas y otros trabajos artesanales. Estas cualidades también aúpan el precio del granadillo negro, una madera africana que muestra una extraordinaria solidez.
Antes de prohibirse su comercialización, el palo de rosa brasileño o jacarandá de Brasil era muy codiciada en la fabricación de instrumentos y mobiliario de lujo. Su atractivo reside en la «paleta» de colores que presenta, con tonos rojo, marrón y amarillo.