Cambio de orientación 

Cuando llegamos a esta casa, nos enamoramos del salón por sus vistas y sus amplios ventanales. Fue lo primero que nos llamó la atención. Y ya se sabe lo que se dice: la primera impresión es la que cuenta. Pero cuando nos mudamos aquí hicimos un cambio radical en el salón con respecto a las otras casas del edificio: cambiamos la orientación de los muebles de forma que al entrar al salón el sofá, por ejemplo, quedase a la izquierda y no en frente de la entrada.

Todo esto se debió, sobre todo, a algo que no me suele gustar de algunas casas. Y es tener el sofá principal dando la espalda o tapando una ventana. En las casas en las que he estado siempre he tratado de evitar esta situación, pero en una de ellas no nos quedó otra opción porque el salón era tan estrecho que no había manera de girar el sofá. Por lo tanto, detrás del sofá teníamos una ventana, y aunque tenía cortinas noche y dia, si las abríamos, la luz reflejaba en la televisión, que es al gran problema de este tipo de orientación.

No obstante, en la nueva casa teníamos un ‘problema’ extra. Son dos ventanales en vez de uno como solíamos tener en el salón. Entonces solo nos quedaban dos paredes libres para colocar el sofá principal. En realidad, una, puesto que la cuarta pared tiene un saliente que impide colocar un sofá grande. Y así lo hemos tenido desde entones. Nosotros también pusimos cortinas noche y dia en las dos ventanas porque funcionan muy bien en cualquier época del año, pero ahora si las subimos no tenemos problemas de reflejos en la televisión, al menos en la mayor parte del día.

Aunque no somos mucho de recibir visitas, un día vinieron unos vecinos del edificio y se sorprendieron mucho con nuestro salón porque era la primera vez que lo veían así orientado… y ya habían estado en varias casas. Al principio fruncieron el ceño, pero después de un rato sentados en el sofá admirando las vistas tuvieron que admitir: “está mucho mejor así”.