Llega el frío 

Llega el frío y yo con estos pelos. Siempre me pilla el toro, cada invierno pasa igual. Viviendo en Madrid cuyo verano puede durar fácilmente unos cinco meses, uno se olvida de que, en un momento dado y sin previo aviso, el tiempo cambiará y pasaremos directamente de ir en camiseta y pantalón corto a ponernos hasta arriba de ropa. Aquí no se estila la ropa de entretiempo, no sirve para nada. En el norte, por ejemplo, en algunos veranos no te puedes quitar la ropa de entretiempo. Aquí las cazadoras las tengo muertas de risa en el armario. 

Y en casa también hay que andarse con ojo. Pasamos del aire acondicionados a la calefacción en un abrir y cerrar de ojos. En mi casa actual no tengo problemas ni con al aire ni con la calefacción: todo funciona como debe funcionar. Pero en la anterior fue otra historia. El calentador era un cacharro decimonónico. Llegamos a aquella casa en verano y no nos preocupamos demasiado por eso ya que teníamos problema con el aire acondicionado.

Cuando logramos arreglar el aire (más o menos, porque nunca llegó a funcionar perfecto) llegó el invierno de improviso. Y nada: sin calefacción. Empezamos a mirar Calentadores baratos por si acaso ya que el casero era un mangante de los buenos. Nos decía una cosa y hacía otra y siempre acabábamos pagando nosotros el pato. Por el lado positivo, debo decir que aprendimos la lección. Ahora, a la hora de firmar un contrato de alquiler nos miramos muy bien las cosas, porque luego uno firma cláusulas abusivas y absurdas como si los inquilinos fuéramos idiotas. Aquella vez fuimos idiotas, pero nunca más.

Al final tuvimos que casi amenazar al casero: o nos colocaba un calentador quitando aquella chapuza que tenía allí montada o pasábamos a la acción. Debo decir que el tipo era luego un timorato y rápidamente cedió a nuestras pretensiones. Nos ofreció incluso varias opciones de Calentadores baratos y fuimos nosotros los que elegimos.  Cuando meses más tarde se estropeó la nevera, estuvo mucho más diligente y en al día siguiente ya teníamos una nueva. Y es que a veces en la vida hay que ponerse firme.