De emprendedor a guardia civil

Recuerdo cuando terminamos la Universidad y nadie sabía muy bien qué hacer con su vida. La mayoría optó por oposiciones, pero Juan prefirió esperar para ver si conseguía algo diferente. Varios miembros de su familia daban clases en la Universidad y confiaba en que su influencia fuera suficiente para conseguir algo. Pero no fue así, y tuvo que buscarse las habichuelas por otro lado.

Fue entonces cuando creó su empresa: una especie de agencia alternativa de viajes que, en un principio, a todos nos pareció una idea estupenda… aunque arriesgada. Además, le tocó lidiar con la crisis económica. Para no empezar de cero compró los restos de una pyme del sector que había echado el cierre. Había sido asesorado por una empresa de valoración de negocios y, de esta forma, puso la primera piedra de su empresa.

El primer año fue horrible, según nos contó, pero cuando al cabo de unos meses le llegó el primer contrato con un ayuntamiento para colaborar en la promoción turística de la zona, todo empezó a funcionar. Nos daba un poco de envidia, la verdad: mientras la mayoría estábamos con oposiciones o con trabajos de poca monta, él, en plena crisis económica, salía a flote gracias a haber apostado fuerte. Muchos fuimos conservadores y él arriesgó.

Luego perdimos el contacto durante un tiempo. Y cuál fue mi sorpresa cuando alguien me contó que su empresa había cerrado. Resultaba irónico que su proyecto hubiese crecido, precisamente, en el peor momento, y que cuando la economía empezó a mejorar, a él le perjudicó: creció la competencia y no pudo continuar adelante. La misma empresa de valoración de negocios que le ayudó a abrir… le ayudó a cerrar.

Mientras algunos compañeros ya habían conseguido su plaza de funcionario y otros ya estaban mejor establecidos con sus respectivos trabajos, Juan se encontró con treinta y tantos y sin saber qué hacer con su vida. Y entonces tomó otra valiente decisión: opositar a la Guardia Civil. Valiente, en mi opinión, porque hay que tener narices para cambiar radicalmente después de un fracaso y seguir manteniendo la cabeza alta.