MI AMIGA SUIZA

Cuando estaba en el instituto tuve una compañera que venía de Suiza que era casi tan escandalosa a la hora de reír como lo era yo. Ella siempre nos contaba historias que había vivido en Suiza y de los mejores pastos que ella había visto, nos decía que el color verde de galicia le recordaban mucho a esos pastos que ella tanto recordaba. 

 

Mis mejores recuerdos con ella son en las clases de francés, ella como había nacido en suiza sabía hablar francés perfectamente y por eso la profesora la tenía apartada para que no nos soplase las respuestas a los que no teníamos ni idea. Creo que nunca me había reído tanto como en esas clases de francés. Teníamos a dos elementos en nuestra clase que no sabían absolutamente nada de francés y casualmente siempre les tocaba a los dos juntos. Uno dictaba y el otro tenía que escribir en la pizarra. Todavía puedo ver a la profesora gritandonos por reirnos demasiado fuerte. Normalmente la clase de francés era la última que teníamos y ya estábamos cansados de estar todo el día allí, por lo que las risas de esa clase venían muy bien. Cuando salíamos, los de las otras clases comentaban que nos escuchaban reír desde el fondo del pasillo y los profesores que ya nos conocían siempre decían, ya están esos dos escandalosos riendo.

 

Con los años hemos perdido el contacto, pero casualmente me la encontré en una de las fiestas de mi ciudad y cuando me vio soltó una carcajada como hacía años que no escuchaba, se alegró mucho de verme y de saber que tenía la misma risa escandalosa que tenía cuando era joven.

 

Casualmente en mi instituto había por lo menos otros dos suizos y aunque tuve relación con ellos fue con Bea con la que tuve más relación. Más que nada porque los otros suizos jugaron en mis equipos de fútbol pero nunca estuvieron en mi clase como ella. Me pareció muy sorprendente tener a varios suizos en nuestro instituto, aunque teniendo en cuenta la cantidad de gallegos que tuvieron que emigrar a Suiza no es que sea tan extraño.